«Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.» (Hebreos 10:24,25)
Tanto para el crecimiento como para el mantenimiento de nuestra vida espiritual, nos urge congregarnos en una iglesia que forma parte del cuerpo de Cristo. Es importantísimo afiliarnos a alguna congregación cristiana y encontrar, tanto en la hermandad cristiana como en los mensajes que allí se predican, fuerza espiritual para nuestro camino. Si insistimos en caminar solos, difícilmente resistiremos, mientras que junto a un cuerpo de creyentes que también ama, sirve y sigue a Cristo, tendremos fuerzas para vencer. En realidad, no es saludable, espiritualmente, asistir a más de una iglesia. Para evitar la confusión, que no proviene de Dios, es mejor pertenecer a una sola iglesia que asistir a varias. A fin de cuentas, hay una sola verdad, y ésta se encuentra en la Palabra del Señor. Es por esa Palabra que debemos guiarnos. Por lo tanto, busque la dirección del Señor en cuanto al mejor lugar posible para congregarse, pidiéndole que se haga su divina voluntad, y cuando visite una nueva iglesia, hágase las siguientes preguntas para determinar si hacerse miembro allí o no: